Jabón de Arcillas

Arcilla blanca (kaolin) y Arcilla roja (illite)

La arcilla es depurativa y antiséptica.

Mejora la circulación sanguínea y favorece la oxigenación de los músculos.

Está especialmente indicada en pieles envejecidas, dañadas o desnutridas.

Es desinfectante y depurativa. Ayuda a eliminar toxinas e impurezas de la piel, nutriéndola y revitalizándola.

Es antiinflamatoria y calma dolores musculares.

Es hidratante y regenera la piel, por lo que está indicada para pieles con cicatrices, acné, estrías,…

También es apropiada para pieles grasas, pues ayuda a mantenerlas limpias y sin puntos negros, absorbiendo el exceso de grasa y las impurezas, por lo que se recomienda en casos de acné.

Usada en mascarilla tiene la propiedad de absorber el calor, atrayendo lo que la piel necesita.

Utilizada sobre el cuerpo y acompañada de calor, ayuda a eliminar toxinas, siendo muy recomendable su uso para deshacer la celulitis localizada.

Las arcillas están compuestas de diversos minerales, por lo que su aplicación remineraliza la piel, rejuveneciéndola y estimulando la circulación sanguínea.

El silicio reestructura los tejidos, eliminando la piel de naranja, cicatrizando heridas y atenuando las arrugas.

El sodio, el potasio y el azufre ayudan a aclarar las manchas hipercrómicas y a reabsorber los hematomas.